El cuadro de Paul Klee titulado Angelus Novus, que
se muestra en la página, fue una acuarela que Walter Benjamín compró a su autor
en 1921. Podría extenderme mucho sobre las peripecias que sufrió la acuarela
hasta terminar, hoy, en el Museo
de Israel en Jerusalén, pero no es este el momento. Lo que quiero analizar, con
la complicidad del lector, son las posibles interpretaciones del cuadro. Walter
Benjamín veía en el cuadro a un ángel en el momento de alejarse de algo
sobre lo cual clava su mirada. Le parece a Benjamín que sus ojos están
desencajados, percibe su boca abierta en asombro o miedo y las alas le parecen
que se hallan extendidas. Y dice que “El ángel de la Historia” debe tener ese
aspecto. Un ángel que mira hacia el pasado, un pasado que si a nosotros nos
parece una cadena de acontecimientos, él, el ángel, ve una catástrofe única que
acumula ruina sobre ruina. Benjamin opina que el ángel quisiera detenerse,
recomponer lo destruido, pero que una tormenta celestial se arremolina en sus
alas y le arrastra irresistiblemente hacia el futuro. A esa tempestad, dice
Benjamín, es a lo que llamamos progreso. O sea, el progreso
arrastrando al Ángel de la Historia y dejando atrás la destrucción. Pero, ¿no
está influida esta interpretación por el tiempo convulso en que vivió el
filósofo alemán? Yo, ahora, diría que la figura representa al Ángel de la Prima
de Riesgo, que mira con pena cómo se deshacen los estados del bienestar de
ciertos países meridionales por causa de la propia corrupción institucional de
los mismos y de la codicia de los mercados financieros. Las alas no son tales
alas, sino manos, manos alzadas como para decir: ¡Dónde vais! ¡Qué hacéis! Pero
es un gesto impotente porque algo, en esto coincido con Benjamin, le impide
volver a socorrer a los desahuciados. Pero no creo que sea el progreso la
fuerza que impide detenerse al Ángel de la Prima de Riesgo, quizás sea un ucase
neoliberal, quizá sea la orden imperativa de otro ángel, más humano, que tiene
apellido francés, el pelo de plata, y que es mujer.
Zaragoza, 25 de septiembre de
2014.