¿Pueden
co-existir dos realidades? A tenor de los periódicos de este país, esto no es
sólo posible sino que sucede todos los días, a todas horas. Si un lector sólo
tuviera como fuente de información el periódico El Mundo y las emisiones de la COPE e 13 TV, viviría en un mundo
totalmente distinto del que se informara exclusivamente del Diario Público, la cadena SER o una
televisión normal. ¿Cómo puede ser, cómo puede cope? Menos mal que hay
indicios, y muchos, que identifican al distorsionador profesional. Los demás
periódicos y radios del país, y son muchos, tienden a tener interpretaciones de
las noticias más afines a Diario Público
y a la cadena SER, que por algo es la más escuchada. Además, los demás
estamentos sociales: judicatura, policía, organizaciones no gubernamentales, la
ONCE y el Orfeón Donostiarra tampoco apoyan la visión de la realidad del
periodista (sic) Eduardo Inda y sus palmeros (recientemente se les denomina
trompetas). Lo cual induce a pensar que estos partidarios de teorías de la
conspiración participan de la característica más representativa de este tipo de
teorías: la paranoia. El Estado, la Policía, los jueces, la Guardia Civil, la
mayoría de los partidos políticos y sus votantes se han confabulado contra
ellos y su verdad. Pero gracias a su “periodismo mágico” creen que podrán
romper el hechizo que recae sobre la mayoría de la población y hacerles ver la
luz, o su luz. Una luz que ciega, sobre todo a los que tienen la linterna. Y
total, su única baza, además de introducir crispación en la sociedad, es que la
gente crea que si algo aparece en letra impresa o se emite por las ondas, debe
ser verdad. Qué pocos tienen la valentía de Erik Satie: “Nunca leo un periódico
que comparta mi opinión: debe estar distorsionado”.
Zaragoza,
26 de abril de 2014