Críticas
eliterarias
Los anillos del Señor
(Análisis sexo-ilógico y
estructurral)
“El señor de los anillos” pasa por
ser un relato épico-infantil para entretenimiento de jóvenes y adultos con
imaginación. Pero esta placentera imagen ha sido subvertida por las recientes
investigaciones del Dr. Finnegans Wakes, vertidas en su reciente libro “¿El
señor de los anillos o los anillos del Señor?”, editado por la
editorial BallToucher. El autor de esta investigación propone una lectura
alternativa de la célebre obra de Tolkien. Arguye este prestigioso
investigador, y trata de probarlo en las 450 páginas de su obra citada, que
todo el libro no es sino una excusa del autor para librarse de sus obsesiones
geriátrico-pederastas. A nadie se le escapa, y menos al Dr. Finnegans, que los
protagonistas de la historia son niños de cincuenta años, denominados hobbits.
Y que a estos niños se los somete a duras pruebas y tormentos sin fin. Hay
claves, indicios, según el Dr. Wakes, que muestran esa compulsión
geriátrico-pederasta muy típica de los ambientes universitarios donde se movía
el autor a la hora de escribirlo. Veamos algunos de los argumentos del Dr.
Wakes:
. Durante los pasajes que transcurren en la posada
“El Poney Pisador”, propone el Dr. Wakes que nos fijemos en esa conversación
que, en un rincón de la posada, tienen Frodo y Trancos. Y cómo Trancos trata de
acariciar al hobbit pasándole una mano por la cabeza y éste, conocedor de las
intenciones del supuesto aliado, se aleja de allí con cara de pocos amigos.
¿Había Trancos intentado sobrepasarse con el pobre Frodo? Eso parece indicar el
que esa noche, Frodo durmiese en la cama más alejada de Trancos y con un ojo
abierto (de la cara). Asegura el Dr. Wakes que Tolkien poseía un manuscrito más
explícito sobre este pasaje, pero que se perdió en un incendio fortuito cuando
Tolkien jugaba con el documento junto al fuego de la chimenea.
. Otro pasaje esencial para entender la lujuria
subyacente en relato, tiene lugar en la “cima de los vientos”, donde los
jinetes negros atacan a nuestros amigos. En un momento de la lucha Frodo es
derribado por un jinete negro que, como buen jinete, trata de montar al hobbit
por la retaguardia. Y no cumple su objetivo porque Trancos, en un ataque de
celos, acude al rescate y cercena la cabeza del jinete lascivo, ayudando a
Frodo a subirse los calzones, ayuda que el hobbit rechaza desconfiado.
. Ya en Rivendel, plagado de elfos rubios,
gráciles… y sodomitas, las orgías de tipo homosexual se repiten por doquier,
obligando a los pobres hobbits a permanecer en sus aposentos como salvaguarda
de su virginidad. (Estos pasajes, al decir del Dr. Wakes, fueron posteriormente
expurgados por el editor). Y en Rivendel se une al grupo el amanerado Legolás,
quien poseído por un uterino deseo con la raza de los enanos, acosa a Gimli
desde el principio. Y es que no hay nada peor que un elfo enamorado y de ojos
pintados. Gimli deberá desde ese momento aguantar las insinuaciones, roces y
proposiciones de un Legolás profundamente encoñado, o enculado, como sea más
adecuada la expresión, si bien el lector, debido a la tensión del relato, no
suele percibir estos detalles.
. Es sin embargo dentro de las cuevas de Moria
donde tendrá lugar los sucesos más luctuosos de la historia. Aprovechándose de
la oscuridad, Trancos no cesaba de chocar su delantera con la trasera de Frodo,
detrás de quien se había colocado oportunamente. Eso hacía que Frodo procurara
ir lo más deprisa posible, tropezando con Pippin, que iba en cabeza. Pero el
pasaje más escandaloso, y que luego Tolkien quitó de la novela por consejo de
su amigo Sir Edward Pederast, fue el encuentro entre Gimli y su enamorado Legolás.
Por medio de un filtro amodorrante, Legolás logra llevar a Gimli a una galería
adyacente al pasillo central, donde da rienda suelta a sus bajos instintos
poseyendo al enano repetidamente. Pasado el efecto de la poción que los elfos
denominaban Khali Moch, y notando la holgura de su esfínter, supo Gimli de su
sodomización, queriendo entonces cobrarse la afrenta con la cabeza del elfo
maricón. Al final tuvo que intervenir Gandalf, quien cansado de tanto
mariconeo, se dio el piro, dejando a Tolkien la comprometida tarea de
justificar su desaparición mediante el "tomado por los pelos" cuento
de una lucha con el demonio de la cueva.
. Pero sin duda el personaje más vicioso de toda la
obra es Gollum, o Sméagol, quien durante cientos de páginas se arrastra detrás
de Frodo en pos de conseguir sus favores, siendo el anillo del poder un
pretexto para ese otro anillo del joder que guarda Frodo en los calzones.
Como colofón, advierte
Finnegans Wakes que la historia de los dichosos anillos no es más que una estratagema
de Sauron, pederasta mayor de los reinos del sur, para atraer a Mordor culitos
ricos de hobbit, tan codiciados por los compulsivos geriátrico-pederastas.
Conocido como el señor de los anillos por la cantidad de bisutería que llevaba
en las manos y otras partes del cuerpo, Sauron no codiciaba el poder, como nos
quiere hacer creer Tolkien en una superficial lectura, sino los anillos anales
de los hobbits que supuestamente acuden a él con el fin de destruir un anillo
que el señor oscuro, pederasta mayor del reino, les había puesto de señuelo.
El final de la obra, con Frodo
arrojando el anillo en la fragua de la montaña, no es sino un final simbólico,
siendo el anillo sacrificado al ígneo líquido la representación de un condón
enrollado. Con este final quiere expresar el autor el final del miedo al
contagio de enfermedades de transmisión sexual que había atenazado a ese
período oscuro. Como representante de los niños-viejos, Frodo quiere así
mostrar una vía abierta y sana a la práctica del sexo en la Comarca. Es una
manera de decirnos, de hacer caso a las tesis del Dr. Wakes, que vence el mal
en el mundo, vence el vicio, la lujuria y la depravación.
Desde
el psiquiátrico donde está encerrado, el Dr. Wakes insiste en que este mundo
está lleno de depravación y que el reino de Mordor está al caer, pues en el
internado han tratado de sodomizarle ya en un par de ocasiones, señal
inequívoca de esta infección geriátrico-pederasta que ha invadido el mundo.
Deseamos
al Dr. Finnegans Wakes un pronto restablecimiento y una duradera virginidad, y
a ustedes, posibles lectores de "El Señor de los anillos", que se
olviden de lo dicho aquí y disfruten… ¡Depravados, degenerados,
geriátrico-sodomitas….!
Lambert O'Really
Crítico de su Majestad
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