lunes, 19 de octubre de 2020

Críticas eliterarias: Crónicas murcianas

 

 

Críticas eliterarias

 

Crónicas murcianas

de

Ray Joy Braburi

 

Serie de relatos sobre una tierra seca y yerta, un paisaje de canales secos, un planeta rojo de ira y ocre de color. Los mares que parecen divisarse desde el aire, son mares de plástico, plásticos que recubren los cultivos intensivos de pimientos rojos como la tierra, rojos, y azules como la política, azules.

Los relatos que contiene el libro pertenecen, más que a la ciencia ficción, a la caradura ficción, por no decir que a la política ficción, también llamada prevaricación. Fueron escritos cuando se creía que había vida en Murcia. Hoy las historias han perdido mordiente al saberse que allí sólo habitan constructores y los paisajes desolados son urbanizaciones sin agua y campos de golf que se mantienen con la orina de los jugadores. En una de las historias, titulada “la sombra del campo de golf es alargada”, un constructor se topa con un lugareño que le pregunta por qué construye un campo de golf si sabe que no hay agua, ni hierba, ni ganas, ni nada. El constructor, entonces, saca un maletín y soborna al lugareño con un montón de dinero para que declare a las autoridades que cerca de allí manan manantiales parleruelos y los pozos producen agua a raudales. El lugareño se niega y es acusado de entorpecer el progreso de la nación, la puta nación, y es denunciado ante las autoridades, que amenazan con encarcelarle, por lo menos hasta que se apruebe el plan que declare las marismas y desiertos, solar urbanizable. Su única vía de escapar del castigo es firmar una petición para un trasvase interplanetario que les permita usar el agua de un planeta cercano, llamado Arrakis-Monegrón. El lugareño así lo hace, pero resulta que pertenece a la brigada anticorrupción de la galaxia. El constructor es juzgado pero los jueces lo dejan libre de culpa y de parné. Termina la historia con el constructor caminando por un erial, pensando en la promoción de los dos millones de chalets que no tendrá lugar, y viendo en imaginario la bonita proyectada urbanización con su agua de espejismos y su riego mental, que es lo que les falta a los constructores: riego mental. El final, con el constructor muriendo de sed entre las dunas de la parcela, es ejemplar.

El resto de las historias sigue el mismo patrón, lo que provoca cansancio en el lector, harto de tanto trapicheo y tanto desbarajuste ecológico. La editorial Trasvasera-PP, con sede en la calle Génova, ofrece junto con el libro un DVD de lavado de cerebro gratuito. Gratuito el DVD, no el lavado de cerebro que, como suele suceder, se paga muy caro.

 

Lambert O’Really

Crítico de su Majestad