La
filosofía, si nos atenemos a su etimología, es el amor al saber. ¿Saber qué?
Saber todo, me responderán los que se atribuyen el apelativo de filósofos.
¿Todo?, responderé yo con dejo irónico. ¿También de fútbol? Y enseguida responderían:
de todo lo fundamental. ¿También de sexo? El sexo es fundamental, no sólo para
crear vida (crear filósofos) sino para mantenerla, para gozarla. Y se pondrán
furiosos conmigo, en su faz esa arruga ingenua de concentración fruncida. Porque
para ellos, lo fundamental trata de las causas primeras, las razones
ontológicas, los fines metafísicos, la hermenéutica, la gnoseología. El ser en
sí y para sí. Y con ático estilo y erudición romana, en prosa pomposa, obtusa,
claustral, inflada, ostentosa, pleonástica, plagada de solecismos, de
sesquipedales, heliogabaliana, ocluida, ligaran los eslabones inconexos en una
bien trabada cadena argumental a favor de su actividad. Y lo harán con la
seriedad machacona del roedor. Sin enterarse de que precisamente lo que consideran
el “todo lo fundamental” es lo que no interesa a nadie salvo a esa tropa de
seres rancios con calvicie, halitosis y doctas miopías. Porque para estos
seres, que viven en otro planeta, el discutir las causas del ser en sí y el ser
como fenómeno existencial les pone cachondos. Y así, en inutilidades de este
tenor pasan su existencia y se olvidan de vivir. Con razón decía Carlos Marx
que la filosofía es al estudio del mundo real lo que el onanismo al amor
sexual. Quizá de ahí venga la expresión “pajas mentales”, que define a esta
labor de eruditos del pensar que sólo produce tratados ilegibles, dispepsia y cuernos.
Porque ser mujer de filósofo es muy duro, toda la sangre del cuerpo de su
marido regando circuitos neuronales y dejando otros órganos más productivos (o
reproductivos) sin riego. Y eso sí que no. De ahí que Jantipa, la mujer de
Sócrates, le montase esos pollos. Eso y que malgastaba su energía sexual con mancebos.
Zaragoza,
15 de febrero de 2017
Este texto me ha recordado a DFW hablando de la prosa americana
ResponderEliminarVaya, me alegro. DFW es uno de mis escritores favoritos. He leído todos sus libros. La broma infinita es una obra maestra.
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