Mientras
la pobreza se extiende en el mundo y la necesidad se instala en países donde
parecía desterrada, los bancos siguen aumentando sus beneficios de forma
escandalosa. Ya no pagan por tener nuestro dinero, nos cobran. Cobran por los
recibos domiciliados que años antes nos animaron a domiciliar, por cada
transacción o apunte de la cartilla de ahorros, por utilizar la tarjeta de
crédito que nos han metido casi a la fuerza y que les deja pingües beneficios
cada vez que la usamos. ¿Hasta cuándo soportaremos la ignominia? ¿Tendremos que
reivindicar la desdomiciliación de recibos y exigir a las empresas la nomina en
efectivo, como en tiempos pretéritos? Mas poderoso caballero es don Dinero,
como dijera Quevedo. Establecerán leyes donde se impida cobrar salarios en
metálico (por nuestra seguridad) o que se restablezca la figura del cobrador a
domicilio (amenazando con aumentar los recibos por este motivo). Y es que el
dinero lo compra todo, salvo la pobreza. Con esa no puede, o no se atreve. En
realidad no quiere. Estos pulpos de hipocresía, salamandras bursátiles, se
amparan en el dicho de Vespasiano a su hijo cuando éste le recriminó el cobro
de impuestos sobre las letrinas de Roma. Vespasiano mostró a su hijo el dinero
y le dijo: Non olet. No, el dinero,
provenga de donde provenga, no huele. Si así fuera, el dinero llevaría pegado
los sufrimientos y los padecimientos que lo generan. Puta universal, llamó Karl
Marx al dinero. Y eso hace de los banqueros unos chulos, unos proxenetas monetarios.
Pero ya lo advirtió San Jerónimo: el rico, o es injusto o es heredero de los
injustos. Habría que lanzar el grito de Tirión: “¡Hay que exigir a los ricos
que se arruinen!” Y si no lo hacen, nos consolaremos con esta maledicencia de
José Luis Coll: “Si tienes mucho dinero, un día podrás enterarte de que eres un
hijo de puta”. Puede que Leon Bloy tuviera razón y no hubiera en el mundo más
dinero que las treinta monedas de plata que recibió Judas por vender a Jesús.
Cerremos la digresión con la tajante opinión de Hermann Hesse: “Todo dinero es
robado, todo tener es injusto”.
Zaragoza,
25 de octubre de 2017