Los poetas no siempre son comedidos en sus versos.
De vez en cuando asoma la bestia interior y, con fuerza flamígera, destrozan al
competidor o al enemigo con versos mordaces como lija, versos con dientes
afilados y llenos de veneno.
Pero si hay una época en España donde los poetas se
zaherían en potente verso, ese fue el siglo de oro. Conocidas son las rencillas entre Góngora y Quevedo,
Góngora y Lope de Vega, Lope de Vega y Cervantes, Alarcón y Quevedo... Por
ejemplo, Quevedo dedicó estos injuriosos versos a Góngora:
Yo te untaré mis obras con
tocino,
porque no me las muerdas,
Gongorilla,
perro de los ingenios de Castilla,
doctor en pullas, cual mozo
de camino.
Pero Góngora, que no era manco (como Cervantes), no se
amilanó y zahirió así al cojo Quevedo:
Anacreonte español, no hay
quien os tope,
que no diga con mucha
cortesía,
que ya que vuestros pies son
de elegía,
que vuestras suavidades son
de arrope.
Nótese ese culterano
“vuestros pies son de elegía”, uno de los insultos más refinados que jamás he
visto escrito. Refiérese el poeta cordobés a los pies de Quevedo, desiguales
por la cojera, comparándolos, extrema sutileza, con la “elegía” composición
lírica formada por dísticos de versos desiguales. Pero Góngora también la tiene
tomada con Lope de Vega, a quien escribe:
Dicen que ha hecho Lopico
contra mí versos adversos;
mas si yo vuelvo mi pico,
con el pico de mis versos
a ese Lopico lo-pico.
En otra ocasión, cuando Lope
publica al frente de La Arcadia -lo que algunos interpretaron como
pretensiones nobiliarias- un escudo lleno de torres, Góngora le larga un mordaz
soneto, que comienza:
Por
tu vida. Lopillo, que me borres
las
diez y nueve torres del escudo,
porque,
aunque todas son de viento,
dudo
que tengas viento para tantas torres.
Y esto
es lo que decía, entre otras lindezas, Lope de Góngora:
-Conjúrote, demonio
culterano,
que salgas deste mozo
miserable,
que apenas sabe hablar (caso
notable)
y ya presume de Anfión
tebano.
(Continuará…)
Zaragoza, 7 de enero de 2019
No hay comentarios:
Publicar un comentario