Cada
vez son más los que cuidan su aspecto, cada vez son más rebuscadas las técnicas
y mercadotecnia para atraer clientela. No sería de extrañar que ya hubiera
tiendas de peluquería dónde puedan darse situaciones como la que muestra la
foto de la izquierda, con claro sabor sadomasoquista. Acudirán allí las bellas
para lavar y marcar, cortar y azotar.

Y al final, cuando te ofrecen gomina para el pelo o
perfume, y te vuelves a negar, puedes dar por seguro que acabas de ingresar en
la lista negra del establecimiento. Y cuando dejas la peluquería, al menos en
mi caso, sólo tienes ganas de ir a casa y ducharte para quitarte la fijeza de
un moldeado hecho con secador y que le da a tu pelo un aspecto antinatural. Auguro
que llegará a tales extremos el cuidado del cuerpo masculino que, como muestra
la segunda foto, acudiremos a peluqueros especializados en esos pelos que hoy
sólo mostramos al pozo de agua del inodoro o a la loza del bidé.
Zaragoza,
13 de mayo de 2014
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