¿Ustedes
se han preguntado alguna vez cómo es posible que todos los periódicos recojan exactamente cuarenta (o cincuenta, da igual) páginas
de noticias? ¿Por qué no más o menos? ¿Por qué no un día 53 páginas y al
siguiente sólo ocho, pues no da de sí la información? Siempre el mismo número
de páginas, suceda lo que suceda en el mundo. Muy sospechoso. Como si
conocieran de antemano lo que hubiera de acontecer, como si un demiurgo
controlador fuera dejando sucesos, catástrofes y efemérides hasta llegar a cuarenta
páginas justas y luego cerrar el grifo del hado hasta el siguiente día. Si ya
nos era sospechoso el sesgo de muchas noticias, ahora surge esta sospecha de
tongo. Y es que el periodismo no puede evitar vivir bajo la sombra de la
sospecha. Otra sospecha es la variedad. Las noticias responden a un criterio de
vejez rápida y cambio constante. Se necesitan noticias nuevas todos los días.
Esta característica también torna al periodismo sospechoso. ¿Por qué dejar
atrás noticias que aún podrían funcionar como tales? Antiguamente era otra
cosa. El difunto barón Eckestein publicó diariamente durante veinte años en el
Allgemeine Zeitung el mismo artículo contra los jesuitas. Hoy, salvo ciertos
“trompetas del apocalipsis”, que diariamente repiten la misma diatriba
antiprogresista y pro guerra civil, las noticias mueren casi al día siguiente
al que han sido publicadas. Nacidas para morir. Lo contrario de las noticias que
emiten los “trompetas”: nacidas para matar. Para navegar entre las páginas de
los modernos periódicos se necesita la mirada intrépida de un Edipo y los oídos
tapados de un Ulises. También es cierto que muchas veces el periodista insiste
en decir algo que sabe que no es verdad, convencido de que al repetirlo muchas
veces se convierte en verdad, pero debe disfrazar esta añagaza con el ropaje de
la novedad: un nuevo dato, una nueva pista. Como la teoría de la conspiración
en relación con el 11M. Ante este juego poco limpio de los periodistas conviene
usar la receta de Torres Villarroel: “De las noticias, unas dudo, pocas creo, y
en las más nos engañan”.
Zaragoza,
18 de enero de 2017
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