Creo
que nadie puede negar que el motivo principal de casi todas las guerras habidas
y por haber ha sido la religión. Hoy, sin duda, sigue siendo el mayor escollo
para el entendimiento de los pueblos. Cada contendiente de las batallas se
encomienda a su dios. Los fedaiyines alzan sus armas hacia el cielo y gritan
que Alá es el más grande. El presidente de los EE.UU. reza a dios mientras con
una mano se toca una parte de la chaqueta que algunos dicen que cubre el
corazón y otros creemos que está guardando el billetero. Es cierto que algunas
guerras actuales parecen motivadas por el lucro y el control de las materias
primas, pero fíjense en las excusas que esgrimen los bandos y se verá que
acuden a la religión para animar a sus contendientes o justificar sus acciones.
Unos la religión revelada por Mahoma y otros la derivada de la civilización
judeo-cristiana cuyo mayor exponente es un protestantismo crematístico. No hace
mucho aseguraba el señor Bush, hijo, que fue la voz de dios la que le dijo que
atacara (perdón, liberara) a Irak. El terrorismo, esa forma de guerra a plazos,
también se agarra a la religión. Los nacionalistas del IRA lo hacían en nombre
de la fe católica herencia de un San Patricio que hablaba gaélico con el
Espíritu Santo, y se enfrentaban a los anglicanos, que también son cristianos,
pero protestantes. Los chechenos matan en nombre de Alá. Aquí, los etarras, si
bien en principio poco sospechosos de clericalismo, al profundizar un poco se
averigua que ETA nació en un seminario, lo cual es significativo. Incluso la
jerarquía católica del País Vasco ha jugado siempre un papel de santo
medianero, pidiendo comprensión para estos luchadores patriotas y resignación a
sus víctimas. La solución única, lo digo en serio, para acabar con las guerras,
sería unificar todos los dioses en uno, uno que tuviera todas las propiedades
de los fusionados. Él podría hacerlo, pues para eso es dios, un ser omnipotente
por definición.
O eso, o instaurar una teocracia
agnóstica basada en el escepticismo.
Zaragoza,
5 de agosto de 2015
No hay comentarios:
Publicar un comentario