miércoles, 8 de noviembre de 2017

¿Es la historia el error, el gran error?

¿Es la historia un conjunto de hechos que no tenían que haber sucedido? Esto opinaba el polaco S. J. Lec, donde la S.J. no está por la Compañía de Jesús. Y sí, sí que parece la historia un catálogo de cosas a evitar: guerras, genocidios,  levantamientos, revoluciones, abusos de poder, megalomanías criminales… Todo parece darle la razón a Miches Serres, para quien la única ley de la historia es: ¡Qué corra la sangre, que mueran los hombres! Aparte de la muerte de los muchos, otra de las características que sobresalen en los textos de historia es la de sus protagonistas: todos eran reyes, emperadores, generales. ¿Y el hombre común? Olvidado, velado por el oropel de los príncipes, enmudecido por el fragor de los ejércitos. De un plumazo, y con el nombre de un simple monarca, se describen cincuenta años de sufrimientos de los miserables, de injusticias sin nombre sobre la población. La historia debería ser la historia de todos, una materia coral y no el discurrir de los directores temporales del coro, que ni siquiera saben cantar. Tenía razón Unamuno cuando se quejaba de que la historia da razón de los cuatro que gritan y nada dice de los cuarenta mil que callan. Y estos que gritan, en opinión de Karl Kraus, son unos chulos. Aunque más bien serían imbéciles, imbéciles victoriosos. Porque esa es otra: la historia es una sucesión de bobos victoriosos, porque son los que vencen los que la escriben, y hemos dicho que son bobos pero no tontos. Decía Jardiel Poncela que la historia es, exactamente lo que se escribió, pero ignoramos si es exactamente lo que sucedió. Pero podemos imaginárnoslo. Es tan patente que la historia se distorsiona de acuerdo con quien la escribe, que si un ser de otro planeta examinara la historia moderna de España a tenor de los textos educativos de Euskadi, Cataluña, Galicia y Castilla, creería que se refería a países y sucesos distintos y distantes. Quizá no estuviera desencaminado Octavio Paz cuando afirmó que la historia es el error. El gran error.


Zaragoza, 8 de noviembre de 2017

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