Hoy
me siento optimista. Si bien hoy no ha muerto ningún dictador importante, ni se
han acabado las múltiples guerras que jalonan la geografía de este desquiciado
planeta, tengo para mí que han muerto más de cinco mil hijos de perra, gentuza
que puteaba a sus vecinos o votaba a la derecha más reaccionaria u oprimía a su
familia o simplemente no reciclaba la basura. No quiero saber cuántas personas
buenas y decentes han muerto, porque ya he dicho que me siento optimista. ¿Por
qué me siento optimista, aparte la razón estadística de defunciones? Pues por
cientos de razones. Enumeraré algunas: hoy no he sido contagiado con la gripe
que a bien tenga la Organización Mundial de la Salud de amenazarnos, ni con la
legionela, ni con la hepatitis B; hoy no he sido despedido de mi empleo; hoy no
he sufrido ningún accidente de tráfico, ni doméstico; hoy no me ha asaltado
ningún maleante, no me ha adoctrinado un sacerdote o molestado un vendedor
telefónico; hoy no le ha ocurrido nada malo a ningún ser querido; hoy he podido
comer, vestirme, pagar mis facturas; hoy no he sido víctima de ninguna estafa,
si no consideramos como tal la poca rentabilidad de mis ahorros o la factura de
la luz; hoy he leído un buen libro y he comprado varios; hoy no se me ha
inundado la casa, sobre mi ciudad no amenaza una nube tóxica ni una gota fría; hoy
he conversado con unos amigos durante la comida; hoy no ha profanado mi palacio
un fementido traidor; hoy mi ordenador funciona correctamente; hoy me he dado
una ducha con agua caliente; hoy me ha venido un aroma a nueces de cayú,
incienso árabe, y ese olor meloso de calles entoldadas; hoy los vecinos de
arriba no han hecho ruido y he podido concentrarme en escribir; hoy no me duele
la cabeza (muy importante); hoy he hablado con mi hijo (está fuera) y está
bien; hoy he descubierto que no es el amor, sino sus alrededores, lo que vale
la pena; hoy me he alegrado con el chiste de Forges; hoy me he reído al menos
un par de veces; hoy, finalmente, he escrito este artículo. Y además huele a
madreselva y universo.
Zaragoza,
23 de diciembre de 2015