miércoles, 12 de agosto de 2015

Los músicos extraños

No siempre la música posee la amalgama variopinta que muestra la figura. Quizá tampoco fuera conveniente desde el punto de vista armónico. El exotismo, lo originalidad extrema puede resultar en ruido molesto o concierto de cacerolas con violines. Conducir a la imagen de la música como gesto del disolverse en llanto. Claro que si no se intentan excentricidades pueden perderse oportunidades únicas. Pero precisamente ha sido el músico de Chamberí el que se queja, el que, de alguna manera, no acepta la amalgama de ejecutantes. La geisha no dice nada. Acepta la situación con resignación y afina el instrumento mientras sus pies se comprimen en zapatos cepo. La mujer que mira al retratista parece la hija del dueño de la mansión. El otro no existe. Es producto de una intoxicación micológica o etílica. A elegir.


Zaragoza, 12 de agosto de 2015

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